Si alguien dudaba de la responsabilidad del ex procurador general de la República Yanalan Rodriguez en el caso de corrupción que se le imputa, el testimonio de ayer en estrado del ex administrador de la procuraduría Jonathan Rodríguez Imbert estableció en seis minutos el modus operandi de la mafia creada por el ex funcionario. A Yanalán que, como todos los imputados ricos, cuenta con un magnifico equipo para gestionar su comunicación incluyendo un aparato para redes sociales con notables influencers, le va a dar mucha brega rechazar o intentar desmentir el testimonio de la persona que manejaba el dinero. Y en pocas palabras lo que hizo Jonathan Rodríguez Imbert fue describir un sistema creado para garantizar que determinadas empresas ganaran licitaciones y cobrar un soborno por ello. El ex funcionario tenía que abrir los sobres, verificar que las empresas con las que se había negociado el soborno ganaran y luego cobrar y llevar el dinero a las casas u oficinas de los lideres de la operación que era el ex procurador y su jefe de gabinete. Que si el dinero era usado para solventar las ambiciones políticas de Yanalán para un movimiento llamado renovación o para comprar un carrito azul que usaba en Casa de campo es una nimiedad. Lo que no es nimiedad es que una persona con un carencia total de escrúpulos llegara a la posición llamada a garantizar la justicia como representante de la sociedad y que además de eso aspirara a la presidencia de la república. Siempre hemos tenido y supongo que todavía tenemos aspirantes presidenciales que en vez de una tarima para buscar votos deberían estar tras las rejas pero nunca habíamos tenido al encargado de enrejar en la posición de posible reo. Con Jonathan Rodriguez suman 23 los que se han declarado culpables en el caso Medusa. Para quienes llevan anotaciones la medusa es de esos seres vivos que carecen de cerebro no sé porqué escogieron ese nombre para el caso.