En este país nadie se sorprende de que legisladores o funcionarios metan gato por liebre o por lo menos lo intenten y creo que eso ha pasado con lo que tiene que ver con los topes de gastos de campaña en la nueva ley de régimen electoral conocida en el congreso. Cristóbal Rodríguez publicó ayer 11 tuits que debieron llamar la atención de todo ciudadano o ciudadana preocupado por el futuro de la democracia y que no puede o no tiene tiempo de conocer lo que aprueban nuestros honorables legisladores. Hace tiempo que no hago vida en esa red social, desde que me di cuenta que Yanalán y su gente manipulaban twitter solté ese espacio y apenas si pongo los buenos días. Pero la reflexión de Cristóbal sobre los topes de gastos de campaña que alguien me compartió por Whatsapp me hizo mirar hacia allá y gracias a Félix Portes que me remitió la susodicha ley. De nuevo los legisladores aprueban una ley que en términos de financiamiento a las campañas políticas excluye a la mayoría y deja la posibilidad de participación a riferos, narcos y cualquiera que haya obtenido recursos con poco sudor. Los topes de gastos de los candidatos son tan altos que pareciera que no estamos en RD sino en una super economía como Japón o Estados Unidos. Para una aspiración presidencial la ley establece un tope de 122.50 pesos por cada elector. En las pasadas elecciones el padrón fue de 6.9 millones de electores y estamos hablando de mas de 900 millones de pesos. El hilo de Cristóbal establece que los candidatos de los tres partidos grandes podrían gastar hasta 2.7 mil millones de peso en una campaña electoral. En el nivel congresual el tope es 105 pesos por elector. En una demarcación como la Provincia Santo Domingo donde en el ultimo proceso se registraron 1.6 millónes de electores estamos hablando de una cifra cercana a los 200 millones de pesos. Solo para una candidatura a senador. Aspirar a la senaduría de Santiago, San Cristóbal, La Vega y Puerto Plata implica una profundidad de bolsillo que pocos tendrán. No porque sea estrictamente necesario el gasto sino porque se genera la inequidad quien puede gastar y quien no puede en una práctica política clientelar. Todavía no hemos superado el pica pollo y los 500. Los números que enuncia Cristóbal son de espanto y brinco. Si se suma las posibles candidaturas legislativas solo de los tres partidos grandes hablamos de un tope de hasta 4.725 millones de pesos y se suma el nivel presidencial 7,481 millones. Solo de los grandes. Con esos números surgen cientos de preguntas. Desde si la JCE tiene capacidad real de monitoreo hasta la más demoledora. Cuál será la calidad de un congreso cuyo acceso depende del dinero disponible. Ustedes me dirán que hay casos de participación excepcional en que el dinero no ha definido el triunfo electoral y es cierto pero la verdad es que pasó en las pasadas elecciones presidenciales, pero estoy segura que en lo municipal y en lo congresual apunta para otro lado. Ahora que tenemos 8 legisladore sometidos por casos de narco y lavado deberíamos darnos una ley un chin más decente.