Ayer me llegaron dos materiales de esos que una no tiene manera de filtrar porque las herramientas tecnológicas tienen un limite y por tanto no los compartí. El primero fue un audio de una supuesta entrevista al ciudadano José Joel Capellán, alías pestañita, que se ha hecho archiconocido por la viralización de un video donde da una paliza a su pareja. El segundo fue un video de otro hombre dando una paliza a una mujer en el Ensanche Luperón En la mentada entrevista el señor Pestañita resta importancia a la paliza que le propinó a un ser humano del que dice es pareja, aclara que el video no es reciente y hasta bromea con el escandalo que se ha formado por lo que el considera irrelevante y natural. Aunque en el video viral se observa a una mujer que ni siquiera intenta defenderse, Pestañita trata de justificarse a si mismo diciendo que esa mujer le fue arriba y el tuvo que responder. Eso señores se llama normalización de la violencia contra la mujer, esa normalización que es la validación social de un acto criminal y reprochable es la que permite que cada día sean virales o no, decenas de hombres maltraten a mujeres y que no haya una tendencia en la Rd a que eso disminuya. La sociedad se rasga las vestiduras cuando la violencia termina en un ataúd como en el caso reciente de Los Alcarrizos donde fueron tres ataúdes, pero la jueza dicto tres meses de coerción al asesino o sea un mes por cada mujer muerta. Es increíble que en términos de políticas públicas no se asocie una cosa con la otra. Es increíble que en los medios de comunicación se valide el primer grado con innúmeras justificaciones para luego lamentar la violencia extrema que es la muerte. Traducido es primero ella se lo buscó y al final que pena que la mataron. En los 90 Magali Pineda impulsaba la participación política de las mujeres y decía que hasta que las mujeres no tuvieran poder político no podrían gestionar mecanismos para su propio desarrollo. En los 90, su generación liderada por doña Milagros Ortiz Bosch, aportó el escaso legajo de derechos de la mujer en la RD. Después de ahí está sociedad ha marcado una tendencia conservadora y pocas o escasas mujeres de las que tienen poder político hablan del drama cotidiano de la violencia normalizada. Es increíble que en el siglo 21 en el mismo momento en que se habla de mujeres aspirando a la presidencia de la República y que la vicepresidenta es mujer, estemos hablando de la mujer como propiedad y en sentido de hombres que pueden hacer y deshacer con sus cuerpos. Por eso nos matan.