Quienes creemos en la democracia vamos a defender el derecho a la participación y el derecho a la protesta de cada uno de los ciudadanos y ciudadanas de la República Dominicana. Sin importar su militancia o los colores políticos que defienda. Yo que perdí cuatro trabajos en 7 meses entre el 2017 y el 2018 no perdí un quinto porque no estaba nombrada pero lo intentaron, yo defiendo el derecho del Partido de la Liberación Dominicana a protestar y el derecho de cualquiera a disentir, que a mi y a varios de mis colegas nos fue negado. Éramos unos pocos quienes advertíamos el autoritarismo de Danilo Medina. Un autoritarismo que provocó una reforma constitucional solo para reelegirse y que estuvo dispuesto a una segunda reforma para quedarse. Si pasamos revista a los hechos políticos hasta la famosa llamada del secretario de Estado Mike Pompeo redescubriremos el desparpajo cotidiano anunciando la compra de legisladores en varios programas de radio y tv, también el cerco al congreso, un caso único en la historia reciente de nuestro país. Quienes nos quejábamos de esos hechos lo hacíamos defendiendo nuestra precaria democracia que no es ideal pero es la que tenemos. Yo no sé si la compra de todas las portadas de los diarios el lunes posterior a la marcha verde del millón fue autoritarismo o soberbia o las dos cosas. Pero fue una decisión del gobierno del PLD y Danilo Medina. El mismo gobierno que usó bombas lacrimógenas contra un grupo de jóvenes, la mayoría, mujeres que demandó elecciones libres y pulcras después del fiasco que terminó con la suspensión de las elecciones municipales y congresuales del 2020. La imagen de Roberto Santana llevando vinagre a las jóvenes que protestaban se hizo viral y cuando esa imagen se viralizó entonces bloquearon las señales de internet alrededor de la plaza. Eso señores, es la historia reciente de la República Dominicana que hay que mantener viva para que la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas entiendan que ahora hay que defender a ese partido que intentó negarnos todos esos derechos cuando estaban en el poder y se sentían dueños del mundo. Estoy consciente de que los peledeístas quieren, quizá por primera vez, hablar de bombas lacrimógenas, porque le huyen como Diablo a la cruz a las palabras Ministerio Público, Calamar, Medusa, Coral y Pulpo. Pero igual creo que por más intento manipulador que sea, el derecho a la manifestación pública debe ser defendido por quienes creemos que el autoritarismo no es la salida. Ahora que el océano entero se cierne sobre la gente que se sintió dueña de todo y de todos que bueno que tienen que acudir a los valores de la democracia que nos negaron.