Anoche se presentó la acusación de la operación Falcon que involucra a empresarios o supuestos empresarios, legisladores de varias provincias y simples operadores de un entramado de lavado de dinero y narcotráfico. Es el mejor ejemplo de eso que se llama narcopolítica en la República Dominicana. Las autoridades han sometido a al menos 30 personas, a quienes impusieron diferentes medidas de coerción. Los detenidos son acusados de incurrir en los delitos de asociación de malhechores para la comisión de delitos como el narcotráfico, lavado de activos y tráfico de armas de fuego, actividades mediante las cuales acumularon bienes muebles e inmuebles, miles de millones de pesos en efectivo y vehículos. La semana pasado un juez varió la medida de coerción a uno de los principales imputados en el caso, el dirigente del PRM, ex legislador y esposo de una legisladora, el señor Juan Maldonado. En República Dominicana no hay antecedentes de que después de que un reo salga bajo fianza o cualquier esquema de medida de coerción que no sea prisión vuelva a la cárcel y este caso será un ejercicio o una prueba para el sistema. El juez Job García de Santiago modificó la medida de coerción en atención de que había concluido la investigación del ministerio público. Es el mismo argumento que favoreció a Alexis Medina y Fernando Rosa pero que no ha servido para más de la mitad de los privados de libertad en el país que están exactamente en las mismas condiciones. Les recuerdo que el caso Falcon fue una investigación conjunta en que el ministerio publico tuvo una amplia cooperación de organismos de investigación de los Estados Unidos. Y quizá eso sea relevante en un país que el temor a perder la visa americana parece valer más que muchísimos argumentos. Todos y todas tenemos la aprenhesión de que una justicia en que la corte suprema está liderada por un ex miembro del Comité Central del Partido de la liberación dominicana no genera expectativas positivas. A eso se suma que parte importante del MP ahora liderado por doña Miriam Germán, sigue siendo el producto de las mañas de Yanalán Rodriguez. La acusación presentada anoche, con más de mil páginas de contenido y miles de pruebas quizá no juzgue a los imputados sino a una justicia acostumbrada a meter la basura bajo la alfombra.