En varias ocasiones les he hablado del método Fello creado o popularizado por Rafael Suberví Bonilla que consiste en aspirar a una posición no ganable para luego armar un lío y negociar una más bajita. Ese método se hizo popular en el antiguo Partido Revolucionario Dominicano y fue explotado hasta donde se pudo. Puedo poner decenas de ejemplos de personas, porque me niego a decir dirigentes, que sabían que sus posibilidades eran una diputación o hasta una regiduría pero que salían de la gatera aspirando a senadores. En vida de Peña Gómez, el líder sancionaba los acuerdos de aposento validados en asambleas que terminaban con manos levantadas, un “aprobado” y luego un ruidoso aplauso. Desaparecido Peña y con la ley electoral la metodología de primarias aquí y encuestas allá ha encuerado los falsos liderazgos y ha dejado a mucha gente haciendo bembita. No hay provincia donde no haya un alboroto porque las aspiraciones fundamentadas o no implican un gasto que en el modelo clientelar suele ser alto. Todos saben que no hay cama para tanta gente pero siempre quieren ser de los que se arropen. Uno no sabe con qué criterio en un lugar fue encuesta y en otro primaria pero la realidad es que las últimas resultan más democráticas que las primeras porque impiden a los aparatos partidarios bajar una línea. Las encuestas se realizan en sentido amplio y no solo a lo interno del partido y aunque desfavorecen a personas que se consideraban a sí mismos como dirigentes o líderes la verdad es que produjo una renovación por lo menos en las listas de candidatos y candidatas. La presencia femenina es más amplia en las candidaturas congresuales de varias demarcaciones grandes. Las encuestas han castigado duramente el transfuguismo y 19 alcaldes tránsfugas del PLD para el PRM murieron en la película. Ahora hay una cacería de los puestos reservados para la dirigencia de los partidos, las llamadas reservas, en la que algunos llevan ventaja natural porque el partido tiene que cumplir con la equidad de género y la cuota de la juventud. El lío es tan serio que algunos legisladores defenestrados en las encuestas han informado falsamente que han sido protegidos por las reservas. Llegar al congreso era un pasaporte en el tiempo. Con barrilito y cofrecito era imposible enfrentar a un legislador. Las encuestas parece que no entendieron eso.