Ya tenemos Defensor del Pueblo. Pablo Ulloa es un burócrata bien formado. Su primera tarea es formalizar una institución que no nació porque la abortaron de origen. La segunda es explicar a las mayorías para qué sirve un defensor del pueblo. El desconocimiento de la figura es tal que inicialmente los propuestos y autopropuestos eran personas de perfil humanitario o de servicios. Los típicos buena gente, agenciadores de asistencia a los más desfavorecidos y la doctora Zoila Martínez le resolvió un problema a Leonel Fernández que creía y quería instituciones formalizadas pero vacías de contenido real. El defensor del pueblo debe actuar cuando un ciudadano entienda que la administración pública o un representante le ha violado sus derechos. No recuerdo un solo proceso elevado desde la ciudadanía hacia la figura del defensor. Quizá pase en lo adelante porque hasta ahora lo único que ha sido es un empleo seguro por un período más que seguro. Pablo Ulloa sabe lo qué es el defensor, es parte de una burocracia formada en la era del PLD que aun sin militancia política defenderá los intereses que defendió el PLD en estos 20 años. Esa burocracia seguirá dirigiendo el país no importa el partido que gane porque se preparó para eso. Son conservadores, aliados del empresariado y de sus intereses pero formalmente convincentes. Aunque sé que Pablo Ulloa como las nuevas juezas del constitucional nunca van a defender ideas como las que personalmente defiendo, saludo el paso institucional que significa un defensor del pueblo que no ha surgido de un reparto de los partidos. Parece conformismo pero algo es algo en términos de la institucionalidad que necesitamos.