El cabo amigo mío, como siempre bien enterado, nos dijo ayer que Danilo había salido corriendo para Santiago a apagar el incendio que ha provocado la salida de decenas de dirigentes de esa organización en la que por primera vez en décadas vive un candidato presidencial. La reunión en Santiago de ayer, magistralmente descrita por Máximo Laureano de Acento es un intento del presidente del PLD de animar a sus huestes pero al propio tiempo es un reconocimiento de que el hombre que escogió para ser el candidato de su partido no tiene las características de humildad que se necesitan para guíar un triunfo o por lo menos una participación decente en los comicios del año que viene. Cuando Medina atribuye las salidas de la organización y el malestar de otros dirigentes a ñoñerías de algunos dirigentes les está culpando del problema. Cuando dice que crean en Abel aunque no lo vean como los cristianos creemos en Dios está reconociendo que el malestar lo causa la distancia que ha establecido el candidato en su propia demarcación. Medina fue claro al decir que el PLD debe ganar Santiago y no lo dijo en relación a las elecciones de mayo sino de las de febrero. Pero para febrero su partido no tiene una aspiración sólida y los mentideros cibaeños señalan que el candidato presidencial se siente cómodo con algunas aspiraciones locales y le cierra la puerta a otros. Esta no es la primera vez que se pone en evidencia la incapacidad de Abel Martínez de ser parte de un equipo. La carta de renuncia de FRancisco Javier GArcía hace tres meses fue bastante explícita y cito: "Es mandatorio que una campaña electoral nunca se permita la existencia de equipos paralelos, que se manejan al margen de la Dirección Central, es decir debe existir un solo plan y trabajar todos en la misma dirección: esa es la clave de una victoria contundente. Es probado que es preferible la inexistencia de un plan a que se trabaje con dos a la vez” Dos meses después de Francisco Javier renunció como asesor de campaña Jorge Lendeborg quien dijo que permaneció un mes en el puesto. El asesor renuncia por lo mismo que Francisco Javie y cito: “que el método de trabajo de Martínez no se alineaba con sus principios de eficacia y trabajo en una sola dirección” La arenga de Danilo desnudó las debilidades del otrora partido de gobierno porque pone en evidencia que para el PLD no hay plan B: “El PLD no puede permitir que derroten a Abel Martínez en esta provincia, porque el ejército grande de este partido está aquí, pero para ganar ustedes tiene que creer y tienen que demostrarlo en las calles”. Ayer Martinez propuso un acuerdo que aunque no condiciona una alianza con la FUPU para las elecciones congresuales y municipales tampoco la anima. Todos reconocen que el bloque opositor es una necesidad el problema es que nadie quiere tomar el trago amargo de reconocerse en tercer lugar y que eso es necesariamente un punto de partida.