Cuando el presidente Luis Abinader inaugure hoy la primera etapa de la verja fronteriza en la provincia Elías Piña deberá llevar además de la tijera para cortar la cinta, la cartera para asistir a una población que se definió a sí misma como la Ciudad-mercado. El presidente Abinader ha tenido el respaldo mayoritario de la población primero en su decisión de construir la verja fronteriza que costará unos 13 mil millones de pesos y para la que en el presupuesto del año que viene se han destinado más de 2 mil 500 millones. Igual respaldo ha tenido con su decisión de cerrar la frontera con Haití por la vía terrestre, marítima y aérea. Esa decisión adoptada el 14 de septiembre no fue modificada hasta hace una semana a pesar de que importantes sectores manufactureros internacionales pidieron el cese de la medida. La carta de las principales asociaciones y hubs textileros que tienen incidencia a ambos lados de la frontera fue recibida por el mandatario el pasado 29 de septiembre y el presidente ni miró para allá. A muchos les ha sorprendido la radical actitud de Abinader, economista de formación, pues el impacto provocado por su decisión para salvaguardar a unos 200 agricultores pareciera desmedido. Es evidente que la decisión fue tomada pensando políticamente y la encuesta AC-Media publicada hace unos días le daría la razón. Quien analize la práctica política de Abinader que es un hombre de cabeza fría entenderá que lo del canal es un pretexto y que esas decisiones necesitaban ese pretexto. El gobierno mantiene una campaña informativa para mantener vivo el pensamiento ultra nacionalista de este lado de la frontera y hoy por ejemplo se destaca el impacto de los nacimientos de madres haitianas en los hospitales dominicanos. Esa nota que viene del servicio nacional de salud nos obliga a pensar en el costo de esos nacimientos para el presupuesto nacional. Ahora que todos y todas estamos convencidos (Y me incluyo) de que el cierre fronterizo absoluto es la salida. El gobierno tiene que echar mano de la cartera y dejar las relaciones públicas para que atienda a la gente que comía de la frontera y por la Frontera. Tiene además que convencer a la gente de su propio partido para que asuman su discurso. Se ve feo que el gobierno gaste dinero público para convencer de las bondades del cierre fronterizo y que el presidente del Senado diga que tiene fe en que la frontera abrirá pronto. El presidente del senado es también el líder de la poderosa FENATRADO y cientos de camiones están parados por falta de trabajo. Cuatro senadores fronterizos agotaron turnos en la sesión del senado de ayer para gritar sobre la situación económica de sus provincias. A todos les falta patriotismo. El amor a la patria es sacrificio y si cuatro de las cinco provincias fronterizas deben volver al lugar donde estaban antes del 95 cuando se inició el boom del intercambio, justo es que así sea a menos que Abinader tenga otra idea.