No son las máquinas las más inteligentes, sino los que hacen que ellas muestren lo que a simple vista está oculto. No es tenerles miedo, sino aprender a hacer trabajar los datos a nuestro favor. Muchos pagan por datos, la pregunta es: ¿Para qué? El que sabe su valor no se lo pregunta, ni tampoco los entrega tan fácil. Dicen que lo que no tiene costo, el costo es uno.