Eddie Palmer vivió una buena juventud, siendo incluso la estrella del equipo de fútbol del instituto. Sin embargo un error cometido por él mismo le acabó llevando a pasar 12 años en prisión. Ahora regresa a casa de su abuela, quien le acoge a la espera de que este pueda rehacer su vida en un pueblo en el que pocos le siguen viendo como aquel adolescente popular y si como un ex convicto peligroso. Eddie forja una extraña y a la par bonita amistad con Sam, el hijo de la vecina que viven en una caravana. El chico tiene un comportamiento que resulta muy particular a la vista de según quien, empezando por el propio Eddie, pero también de sus compañeros de clase que se burlan continuamente de su forma de ser.