Las transcripciones presentadas como evidencia por el Ministerio Público en la llamada operación frontera muestran el volumen, las cantidades de personas traficadas y encueran a las autoridades militares responsables de su control. Frases como “hay cuatro casas llenas de haitianos” “Yo estoy libre pero voy a llamar gente del Cesfront” “usted me mandó el asunto” no dan espacio a la duda de la responsabilidad de los militares en el caso y por otra parte lo cotidiano de la operación. Eso pasaba todos los días y ojalá que se pueda hablar en pasado y que la fiesta no siga con otros bailadores. Desde aquí y haciéndonos la tonta con P yo preguntaría a quién llamaban en el CESFRONT que facilitaba el tráfico para cuatro casas llenas de haitianos. Copey es una comunidad pequeña donde solo están cerca las casas que están en la carretera que une a Dajabón con Montecristi. Cómo se llenan cuatro casas de haitianos y solo se dan cuenta los militares involucrados. Lo único que deja claro la operación Frontera es que, como todo el mundo intuye, el tráfico fronterizo se hace con la anuencia de los militares que solo cuidan la frontera en los periódicos y otros medio de comunicación. El folcklor es tan grande que los guardias fiaban su servicio de no ver y baqueban a los traficantes informándole las rutas tanto de los vehículos de migración como del propio ejército. Otra de las cosas que llama la atención es la competencia entre los traficantes y que eso pasara inadvertido. Uno de los líderes de la operación reconoce que traicionó a sus haitianos porque se dio cuenta de que se mudaron de casa para donde un competidor. Una sabe que el ministerio público solo puede someter a las personas sobre las que tiene pruebas pero en este caso en que los implicados hablan de generales y coroneles sería bueno saber por lo menos los nombres de los rameados que se citan en la famosa operación.