Por suerte, ayer conocimos las reglas del primer debate presidencial y es probable que las redes empiecen a especular con eso porque ésta, sin duda, es la campaña electoral más descolorida de los últimos años. Ni siquiera en el 2016 cuando el bloque oficialista, que ahora es casi el mismo bloque, anunció y requete anunció que Danilo superaría el hito del 60% hubo tan poco color en la campaña política. Entonces el recién nacido PRM se esforzaba en articular una oposición crítica, sobre todo a la corrupción. Pero ahora ni eso. El PLD, después de 20 años en el poder y con un candidato presidencial de pocas luces, rara vez consigue una primera plana por cuenta propia. Abel Martínez no logra generar contenido ni político ni informativo y su presencia en los medios es siempre reactiva. O sea lo que dice Abel de lo que hizo o dijo otro. Leonel Fernández, a quien nadie cuestiona sus capacidades intelectuales, está recurriendo a sus orígenes ante lo que parece imposible de superar que es su tasa de rechazo. Fernández se está yendo a lo básico, al estímulo de la solidaridad con el desvalido que es lo más elemental de la comunicación política y quizás el último de los recursos posibles. Aunque intenta imponer la agenda mediática y de eso sabe, no la pega e insisto que anda en lo basico, su condición de nativo de Villa Juana. El oficialismo gira en torno al presidente que tiene hasta mañana para inaugurar obras y aprovechar ese escenario y los candidatos congresuales capitalizan la popularidad del primer mandatario porque claro está los candidatos y escasas candidatas al congreso no tienen nada que decir ni qué proponer. Por demás la ancianidad es la característica de las aspiraciones al senado donde la mayoría ronda los 70 de edad y en otros los 80 de pensamiento. De los 6 candidatos de los partidos minoritarios solo Virginia Rodríguez ha planteado alguna novedad y María TEresa Cabrera luce rezagada a pesar de su impronta de líder social. El resto anda montándose en cualquier guagua y por suerte tienen la crisis de HAití para poder hablar de algo. En fin, será una campaña aburrida, que deberá iniciar despues de semana santa porque ahora no hay nada en el escenario.