Leonel Fernández aseguró hoy que la reelección se ha encontrado con un muro de contención que le es imposible franquear. El hombre reelegido una vez y que trató de quedarse dos y ha intentado regresar en otras dos ocasiones habla como augur y conocedor de vida y corazones. A lo mejor tiene razón. Juntarse con Miguel Vargas Maldonado y Abel Martinez debe constituir algo así como una avalancha de recuerdos positivos. Incluyendo su pacto de las corbatas azules o los miles de millones regalados por Abel en su condición de presidente de la cámara. En su artículo de hoy Fernández, recurre a la simplicidad de Bosch, declara el país en cuidados intensivos y dice que el panorama mundial y regional no ayuda la idea reeleccionista ya reconocida por el presidente de la República. A mi la reelección no me gusta. Hasta ahora ha sido lesiva a la vida nacional. La necesidad de quedarse en el poder que debe ser la misma de regresar a él en el caso de Fernandez ha debilitado la institucionalidad del país y quizá por eso tenemos un récord de reformas constitucionales todas, vinculadas a la reelección. El escaso avance de la práctica política dominicana tiene que ver con dos cosas: la primera es el magro desarrollo institucional forjado por una legislación pobre y llena de baches ; lo segundo es una clase política envejecida y con un relevo que busca el éxito con las mismas fórmulas que la generación anterior. Una tiene que reírse cuando observa hoy al partido oficial en una juramentación folklórica de un frente agropecuario en Miami. Me gustaria saber que siembran en el estado del sol. Es una anotación a lo Saitaneja, tu juramentas yo juramento. No importa quien sea y adonde sea. Fernandez se queja hoy de que el PRM le ha arrebatado al PLD, al PRD y a la FP 27 alcaldes y 29 directores de distritos, para un total de 56 funcionarios municipales electos. Es lo mismo que él hizo en su momento y lo mismo que hizo Danilo. No hay novedad. El PRM no evidencia ningún tipo de cambio de prácticas y hay un divorcio entre los relatos del partido y el del presidente. Luis Abinader ya escogió su discurso de campaña y no fue al azar. Seguro que sus asesores le dijeron que en medio de alzas de precios y todas las crisis habidas y por haber, su fortaleza es la transparencia del manejo de los fondos públicos. Abinader llegó al poder en medio de la ola de rechazo a la corrupción peledeísta y no sabíamos el tamaño real de esa corrupción. Su problema es que tres años después hay mucha gente de su partido que no lo sabe o no lo quiere saber.