Nada da una idea de la dimensión que las autoridades le dieron a las amenazas contra la procuradora general de la República como el hecho de que la funcionaria haya tenido que mudarse a una vivienda más segura y desconocida. Aunque los abogados de varios de los imputados en la operación Halcón cuarto han intentado minimizar el papel de sus defendidos, lo que se deduce de las acciones de seguridad en favor de la líder del ministerio público dice claramente a qué se están enfrentando. Desde ayer la prensa cita que mas de 20 agentes de seguridad del estado son investigados por borrar las fichas de narcotraficantes a cambio de grandes sumas de dinero y eso cuenta una gran penetración del crimen organizado en las instituciones llamadas a combatirlo. Es innegable que los hermanos Joel y Luis Pimentel García se perciben poderosos. Una crónica publicada hoy revela que los pendientes del grupo delictivo contra la magistrada Germán vienen de viejo cuando cuando presidía la Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia y ratificó una sentencia contra Luis Amaury Pimentel García. Fuentes del ministerio público indican que los hermanos y su archirival identificado como Nino come mezcla son responsables de una treintena de muertes violentas en la región del Cibao. Anteayer las autoridades han llamado a las familias de esas víctimas a acudir al ministerio público, bajo esquemas de protección, en el entendido de que los casos no han sido denunciados ni investigados por temor al poder de esos grupos delictivos. Que la procuradora general de la República que lidera un ministerio público que por primera vez ha enfrentado la gran corrupción tenga que asumir casi una vida de clandestinidad habla claramente de hasta donde se dejó llegar a estos grupos. Para algunos cuando se habla de corrupción se piensa en la apropiación de los recursos públicos pero probablemente la que corrupción que más nos toca tiene que ver con la mas simple que es la que le da poder al delincuente desde sus escalas más bajas. Esa corrupción es la violenta la vida del barrio, la que impide que la gente salga a la calle y la que evidencia que quienes están llamados a cuidarnos se suman a quienes nos agreden. Este caso puede ser un antes y un después o puede ser más de lo mismo. El futuro de la seguridad pública estará atado a lo que pase en este momento.