Casi nunca presto atención a lo que dice el senador Iván Lorenzo por dos cosas: la primera habla mucho y de todo, a conciencia y a lo loco; y la segunda: es de los voceros políticos que tiene una especie de asignación fija en algunos medios y la misma nota es reproducida tal cual en varios lugares. Me recuerda la nota de los lunes de Quique Antún que está por cierto desaparecida. Pero ayer Iván Lorenzo, el senador de la lejana y pobre Elías Piña, le entró a los procesos judiciales que encaminan no a destruir la impunidad que ha caracterizado la corrupción publica, pero por lo menos a frenarla un poco. El senador está preocupado por las familias de los imputados pero le importa un carajo, las familias que dejaron de comer, dejaron de tener acceso a la salud o dejaron de recibir un servicio porque un grupo de funcionarios o militares decidió robarse lo que era de todos y todas para beneficio propio y de sus familias. El senador tiene la preocupación por los hijos de los que han robado que no tuvieron sus padres porque contaban con la proverbial impunidad y eso es lo que se ha roto. Durante años o décadas denunciamos la corrupción, profesionales del periodismo señalamos la pus pero el ministerio público nunca se animó a convertir la denuncia en proceso. Esa es la diferencia y creo que hay mucha gente en el Partido de la Liberación Dominicana y en la FUPU, que todavía no digiere este proceso. Y acontece que un partido donde la locuacidad era norma y había gente que cada lunes o cada martes estaba en un programa y que llegó a cooptar casi la totalidad de los medios ha dejado su vocería casi de manera única en el senador de Elias Piña, la provincia más pobre del país, evocada solo por su condición de fronteriza. El portal de Nuria Piera saca hoy a la luz el mutismo de gente del PLD que no se callaba y que ahora no aparece. Ese tragarse la lengua de muchos ha convertido a Lorenzo en una especie de Estrella. Lo ayuda la pobreza de algún periodismo más pobre que la misma Elías Piña.