Ayer nos sorprendió la información de que el ministerio de educación había sometido a la dirección de compras y contrataciones ante el tribunal superior administrativo y que además había pedido a los contratistas y comerciantes que participaron en una licitación que se sumaran al proceso. No sé lo que busca Fulcar con eso pero no le advierto buenos resultados. En la noche conocimos que el senado de mayoría perremeista decidió aprobar el código penal tal cual lo envió la cámara a pesar de que en las ultimas semanas había anunciado con bombos y platillos que escucharía a todos los sectores y que mucha gente dedicó tiempo y esfuerzo a plantear sus posiciones ante los senadores. El PRM no tiene un ayuntamiento que mostrar como mínimamente eficiente, con algunas excepciones no tiene legisladores luminosos que defiendan los intereses colectivos. Por el contrario tiene mucha gente haciendo negocios y además exhibiendo su poder. La secretaria general y alcaldesa del Distrito Nacional luce apagada por no decir presa y el presidente y ahora ministro ha cambiado hasta el tono de voz. Mi diagnóstico es que al PRM se le ha ido la m a la cabeza y que necesita un sacudión para que lo entienda. El presidente tiene una tasa de aceptación que supera el 60 por ciento pero el gobierno central no alcanza para llenar las expectativas de un partido que anda como chanoc tras los puestos en la administración publica. La desmemoria tradicional de los políticos dominicanas ha hecho metástasis en el cuerpo del partido oficial que no tiene ni las bocinas ni el dinero para sustituir una buena gestión con relaciones públicas, como ya hizo el PLD. La crisis de la pandemia no ha pasado y ahora tenemos fiebre porcina africana lo que afectará la zona más próspera del país que es el Cibao central. Falta una semana para la rendición de cuentas y le quedan tres años de gobierno. Hay que desearle suerte porque la soberbia del poder está haciéndole daño y tres años pasan muy rápido.