Todo aquel o aquella que haya querido salir en los medios de comunicación ha tenido tiempo para opinar sobre la tragedia de San Cristóbal. Cercanos o lejanos, políticos, legisladores o aspirantes a legisladores han hablado con o sin conocimiento de causa sobre un hecho doloroso en el que todavía no se acaban de contar los muertos por la simple razón de que están buscando cámara. El urbanista Marcos Barinas, nuestro querido urbanista de cabecera y de profundas raices sancristobalense ha sido crudo al destacar el desorden o la carencia de planificación urbana y o uso de suelo. Pero más que eso ha puesto en evidencia la doble moral de muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras en los medios de comunicación para tratar de sacar provecho de la tragedia humana de los sancristobalenses. Barinas que hace años incluye a San Cristobal como parte del Gran Santo Domingo, desnudó la realidad de esta tragedia al evidenciar que es un ciclo de dos años con las mismas respuestas y los mismos lamentos. “Hace 7 años explotó una planta envasadora de gas en Los Ríos; hace 5 años explotó Polyplas en Villas Agrícolas; hace 3 años explotó una envasadora de gas en Licey al Medio. ¿Notan que la negligencia humana y la falta de normas y fiscalización de las autoridades tienen un patrón?” son las palabras de Barinas citado por la colega Marien Aristy del diario HOY. Si ustedes buscan los diarios y portales digitales encontrarán a cuanto diputado quiera figurear lamentando la tragedia de SC o dando una opinión sin fundamento sobre lo que se debe hacer o no hacer, pero el reglamento para la aplicación de la ley de uso de ordenamiento territorial que fue aprobada hace más de un año no ha sido aprobado impidiendo su ejecución. Quieren saber porqué, porque los legisladores no han tenido tiempo. Trabajar tanto tiempo en los medios de comunicación, como es mi caso, endurece el espíritu, es natural porque es una forma de supervivencia humana. El oficio nos obliga a asumir con frialdad el dolor de otros para poder hacer un uso juicioso de la herramienta que son los medios de comunicación. Pero la frialdad nos deja ver el oportunismo ante tragedias como esta en la que todavía no se han acabado de contar los muertos.