Como era de esperarse el canciller de la República dio cátedras de su conocimiento del derecho internacional, de la situación generada por la construcción de un canal del lado haitiano de la frontera y de la prudencia de un funcionario que se tiene que enfrentar a un grupo cuyo único objetivo es llamar la atención. Es bueno que los funcionarios acudan al congreso a rendir cuentas, lo malo es que nuestro congreso pide cuentas sin tener los números a la mano y con más interés de ganar un momento de cámara que de lograr el esclarecimiento de alguna situación. Pero como soy optimista algo es algo. Ese Congreso saltapatrás es el congreso más vago y mediocre que hemos tenido en décadas. Ninguna iniciativa importante ha podido cruzar la barrera de su vagancia aunque ayer se aprobó la creación de la capital de la piña. El tráfico o trata de personas es un delito transnacional. Aunque aquí no se ha podido aprobar una ley de trata y el gobierno tuvo que retirar un proyecto por la presión de los ultra nacionalistas, la legislación actual de la República Dominicana penaliza la trata o tráfico de personas bajo distintas figuras. Una es la ley general de migración. Todo el que ayuda, colabora, facilita, transporta u oculta a un migrante irregular no importa su nacionalidad está violando la ley. Y aunque en el imaginario popular esa ley está hecha de manera exclusiva para enfrentar la migración haitiana, la ley es para todo el mundo. Ayer el canciller dijo o propuso un endurecimiento de la ley frente al tráfico con una declaratoria de traición a la patria para quien trafique indocumentados. No quiero exagerar pero de aprobarse semejante legislación tendríamos un ejército de traidores y es el texto y práctica. Todo el mundo sabe que no hay manera de traficar nada desde la frontera sin la anuencia de la guardia. Cuando la procuraduría general de la República ejecutó la operación Frontera circularon los audios de los traficantes de haitianos en los que se explicaba que había que hablar con el general. Nadie intentó identificar a cuál general se refería. En canciller desnudó ayer una realidad. El 70% de las visas a Haití a haitianos son renovaciones. Es gente que va y viene. El tema es el de aquellos que no requieren visados y que llegan al país porque alguien cierra los ojos. Ninguno de los que me dicen prohaitiana a mi se atreven a decirselo al general que cobra porque ellos crucen.