De pronto un país de África Oriental está en todos los medios de comunicación de República Dominicana. Se llama Kenia. La verdad es que desde los primeros años de mi vida soñé con Kenia. De niña era fanática de Daktari una serie de televisión con aire neocolonial en la que un doctor americano blanco y su familia se convertían en los grandes defensores de la fauna y la flora de ese país lejano colonizado por los ingleses que se llamaba Kenia. Según Daktari, Kenia era un país lleno de recursos naturales que no era valorado por una población negra sin educación occidental. Supongo que por esa serie hay en el país una generación de mujeres adultas que se llama Kenia y otras más jóvenes que se llaman Nairobi que es el nombre de la capital keniata. Yo, la verdad que como fiel seguidora de Daktari nunca me interesó otra ciudad keniata que no fuera Mombasa su legendario puerto en el océano índico. En la adolescencia tras superar el sueño colonial de Daktari y por mi interés en el deporte olímpico empecé a admirar a los legendarios corredores keniatas que ganaban todas las carreras de largo aliento los juegos olímpicos. Por eso supe que esos corredores que no eran más que mensajeros a pie de la tribu Masai iban a las olimpiadas a hacer lo que hacían en su vida cotidiana: correr para llevar un mensaje. Cuando se me ocurrió estudiar periodismo y entendí que debía leer a los mejores periodistas de la bolita del mundo, conocí un libro épico de Ernest Hemingway que se llama Las Nieves del Kilimanjaro. Como soy aficionada a la geografía sabía que en cualquier altura del mundo hay nieves pero la descripción de Hemingway de un monte nevado al que los nativos en la gran sabana africana llaman La Casa de Dios es algo que debe leer todo el que aspire a periodista. Hace 10 años, por fin, me estaba preparando para viajar a Kenia pero la suerte no me ayudó, me enfermé y si ustedes recuerdan quedé varada en un hospital en gringolandia. Todavía recuerdo el itinerario de ese viaje que no hice. Santo Domingo- NY-Amsterdam-Dar es Salaam-Mombasa. Hoy que no hay periodico, portal o publicación dominicana en la que no aparezca el nombre de Kenia me siento más dominicana que nunca porque hoy ese país lejano de los Masai, el país de las grandes sabanas, es un amigo de República Dominicana.