Ayer departía con algunos compañeros de trabajo cuando se conoció la muerte de Salvador Lluberes Montás uno de los últimos sobrevientes de la cúpula militar asociada a la dictadura de los 12 años de Balaguer. Cuando ví la información comenté “Ido a destiempo” y mis compañeros me increparon porqué decía eso a lo que contesté pudo haber muerto de manera violenta en cualquiera de los casos en que un joven de menos de 30 murió por su decisión. A Lluberes Montás se le atribuye responsabilidad sobre varias muertes de jóvenes. La más conocida la del periodista Orlando Martínez que tenía 31 años cuando fue asesinado. Los autores materiales del hecho no responsabilizaron a Chinino Lluberes pero dijeron que recibieron la orden de darle unos palos a Orlando y que se les fue la mano. La orden como tal existió. La muerte de Chinino Lluberes el mismo día en que un tribunal de Elías Piña dictó tres meses como medida de coerción al ciudadano Juan Gabriel Féliz Ubrí que algunos medios citan como haitiano a pesar de los cuatro nombres en español y que condujo a la autoridad al lugar donde sepultó el cadáver de la adolescente Cruz Snayderlin Dadus Poche. Yo no sé cuanto pidió como medida de coerción el ministerio público en un caso tan atroz pero el tribunal otorgó 90 días que quizás son suficiente para que se presente acusación o si tiene la suerte de Alexis Medina puede salir en libertad o recibir prisión domiciliaria. Esta es la segunda muerte de una joven atribuida a Juan Gabriel Feliz Ubrí, la primera en 2020, hace apenas dos años, fue la de su entonces novia Netaly Denis Contreras, quien apareció muerta luego de salir con él. Tras ser imputado de esa muerte Juan Gabriel Feliz Ubri huyó a Haiti donde fue arrestado y retornado. Fue liberado por insuficiencia de pruebas y a los dos años reconoce que mató a su vecina. No es la primera vez que pasa. Hace unos meses en Santiago fue asesinado un ciudadano horas después de que saliera de la cárcel en la que estaba tras ser acusado de matar una persona en el mismo sector donde vivía. En Mayo fue asesinado en San Francisco de Macorís otro ciudadano recién salido de la cárcel en condiciones similares. En Cotuí pasó en el 2016 y si usted le pregunta a Google encontrará decenas de casos similares en distintos lugares del país. La inacción o currupcion del sistema de justicia genera ese tipo de violencia. Aunque quizás no hay violencia mas terrible que saber que una muerte pudo ser evitada y que no hubo una autoridad dispuesta a a hacerlo.