Cuando el presidente Abinader dijo ayer que a él le corresponden 3 de los 23 años de inercia frente a las fallas que provocaron la muerte de 9 personas en el túnel de la avenida 27 de febrero, dijo la verdad pero, de paso puso en su sitio el oportunismo de la oposición política que nos gobernó los otros 20. Ayer tanto la FUPU como el PLD dieron ruedas de prensa para explicar el desastre de la 27 de febrero. Si la única edificación pública que hubiera colapsado fuera el túnel de la 27, nos hubiéramos conformado con la explicación de la falla de diseño o cual fuera el punto de vista, que debe ser técnico, sobre una situación de esa naturaleza. De hecho la autoridad ha anunciado un estudio de carácter forense. Pero sucede que aunque el dolor colectivo esté fijado en la tragedia de la 27 la verdad es que circularon imágenes sobre distintas instalaciones públicas en las que el Estado gastó millones de pesos y que aparentemente también adolecen de fallas aunque por nuestra condición de legos no sabemos nada más. Son fallas, yo no sé si de diseño, de construcción, de supervisión de lo que fuera pero la verdad es que yo quisiera que los charcos de agua que hemos visto en las edificaciones públicas estén iguales a las mansiones de los funcionarios que debieron velar por su construcción adecuada. Hay un caso especial y es la Biblioteca Nacional Pedro Henriquez Ureña. La edificación original del año 1971 y que fue levantada a un costo de un millón 200 mil pesos, estaba deteriorada y necesitaba un remozamiento. Hasta ahí todos de acuerdo. El secretario de cultura anunció en el 2006 una inversión de 1,038 millones para duplicar el área de servicio eso es llevarla de los 11 mil metros originales a 24 mil. En la declaración de la fecha se explicó que la inversión podría aumentar. Ayer circularon imágenes sobre el agua en la biblioteca. Circularon imágenes de inundaciones internas en hospitales como el Marcelino Vélez y el Moscoso Puello, pero no vi imágenes de las mansiones de ninguna persona que haya tenido que ver con esos proceso constructivos o sea que los responsables de la construcción solo se equivocan con lo público y con el dinero público. Hay que tener talones como dos cocos para dar una rueda de prensa y decir que algo que uno mismo hizo, uno mismo supervisó ha sido un entuerto y además responsabilizar a otro. Si Las víctimas de ahora corresponden a fallas de mantenimiento qué carajo provocó las víctimas de 99. Paciencia solín.