Independientemente de que el sentido común y los detalles que han aflorado nos llevan por otro camino, tomemos por buena y válida la versión de la Policía Nacional del pasado domingo sobre el asesinato de Leslie Rosado, basada en el relato del cabo: dijo que se desplazaba en su motocicleta en compañía de su esposa Santa De Jesús Ramírez, con tres 3 meses de embarazo y sus hijos de 2 años y 8 meses de edad, respectivamente, por la avenida Costa Blanca cuando supuestamente Massiel Rosado, “lo chocó por detrás con su yipeta Mercedes Benz y los dejó tendidos en el pavimento”.El cabo Disla Batista dijo que tras ser “auxiliado por un desconocido, decidió perseguir a la arquitecta, tocándole en varias ocasiones el cristal del lado del conductor, con su arma logrando alcanzarla cuando ingresó a la calle Duarte, en Bocha Chica, alegadamente conduciendo a alta velocidad.En esas circunstancias “se le escapó un disparo, por lo que al ver que era una mujer, la llevo al hospital” y posteriormente fue a la dotación policial más cercana.A partir de aquí, vamos a analizar el tema desde lo conductual y la inevitable veta social que entraña este lamentable suceso con nuestro amigo, el doctor Mario Sánchez.