En un país que se esfuerza por superar la pandemia, donde ciudadanos y gobierno luchan por estabilizarse en medio de la crisis hay que invertir tiempo en una situación innecesaria creada por un tipo que se llama Marcos Cruz. El nombre ni suena. Ya les he dicho lo que en su momento me explicara Juan Ramón de La Cruz Martinez ante mi queja por su parloteo continuo. El decía que nade apellido Cruz o de la Cruz había trascendido. Ahora hubo que adelantar la convocatoria al Consejo de la Magistratura porque un tal Marcos Cruz llegó al TSE y se volvió loco o simplemente el cargo le quedó grande porque no era más que un suplente. Rara Vez los suplentes de los órganos del estado son convocados y los casos no son halagueños. Cuando en las pasadas elecciones se produjo la renuncia intempestiva de Roberto Saladín por pura casualidad el suplente llegó en menos de una hora y eso que vivía en el Cibao. Por suerte Saladín reconsideró. Danilo Medina se ocupó que todos los suplentes de esa junta fuera gente de su confianza. Las sentencias mas alocadas e irregulares de la historia reciente las dictan jueces interinos o suplentes. Personalmente me asusto ante la ausencia de determinados funcionarios porque ya sabemos que desde Balaguer hasta acá los suplentes e interinos han hecho de todo y sus nombres rara vez son recordados. Con Marcos Cruz pasará lo mismo, cuando sea designado el nuevo tribunal su período de seis meses no será recordado. Y el escarceo que ha provocado quedará como ruido. Si Marcos Cruz viene de las inmediaciones del PRM porque cuando llegó era subdirector de Migración, cual era su necesidad de hacer tanto bulto. Puede que sea simple torpeza intelectual pero no pudo encontrar peor momento. Todavía hay gente que no entiende que un juez es una persona gris que no debe trascender más allá de sus decisiones y que lo único que tiene que aportar es el fundamento de esas decisiones.