1486 violaciones e incestos se produjeron solo en tres municipios de la capital en un período de seis meses. Son la mita de 3, 685 que se notificaron en todo el país según reveló un estudio de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Eso significa una media de 10 violaciones o incestos notificados por día. Los que ocurren en silencio porque las víctimas no tienen confianza en el sistema habrá que estimarlos. 41 muertes maternas en menos de tres meses revela salud pública. Seis feminicidios en lo que va de marzo reporta la policía. Los números no dan lugar a ninguna interpretación. Están ahí secos y duros. Revelan lo duro de ser mujer en un país que exhibe desde el ascenso de Leonel Fernández al poder la expectativa de un Nueva York chiquito. Es como si la clase gobernante de la RD no solo la política entendiera que todo debe avanzar excepto lo que tiene que ver con los derechos de las mujeres y las acciones para que estos prevalezcan. Cuando digo la clase gobernante lo hago en el sentido estricto. No solo los poderes del estado, sino los otros poderes que presionan para que el país no viva cambios significativos. No se puede mejorar la condición de vida de la mujer negándole sus derechos como ser humano. Ni se puede mejorar un país sin mejorar a la mitad de sus habitantes. La torpeza para atender un problema está ahí. Por ahora las mujeres, sobre todo las más pobres pagan los platos rotos. Es probable casi seguro, que luego los pagarán otros.