Nuestra vida cada vez más enfrenta situaciones adversas, confrontamos nuevos desafíos y, por qué no decirlo? Nos involucramos en tareas por encima de nuestra capacidad adoptando un estilo de vida que demanda esfuerzos casi imposibles que provoca nuestro ritmo cardíaco se acelere, con alta posibilidad de convertirnos en algo que no deseamos. 2 Corintios 4:16 dice Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. El afán y la ansiedad no hacen más que hacernos daño por dentro, querer alcanzar lo correcto pero de manera inapropiada, alimentarse de manera No Saludable, el no cuidar nuestro cuerpo que es templo del Espítitu Santo, nos daña por fuera y por dentro. Aquello que no suma ni aporta valor va desgastando no tan sólo nuestro cuerpo físico, sino también emocianalmente, hasta quedar sin ánimo de continuar el viaje de nuestra vida.